lunes, 13 de junio de 2016

Porque no se puede mirar una luz sin quemarse los ojos



Como un cristal partido mis retinas proyectan el manantial de esos versos de esencias.

El sonido se desliza evaporado por mis oídos para llegar perdido a algún rincón lleno de colores e imágenes caleidoscópicas.

Y con esa música de fondo tiembla desafinado mi pecho a un ritmo descoordinado.

El vaho del desaliento saboreo, con cada silencio y tempestad. 
Porque toda esa agua me inunda y la sal a mis papilas infecta.

Aunque esos líquidos me ahoguen y tirite mi piel bajo la noche sofocante.
 Aunque al fondo vea una luz, cerca del West Egg, que me irradió con un colorido fusil.

Aunque solo esté aquí, respirando,
me encontraré muy lejos, junto a esa emoción cabalgando.

 Quiero callar a mi corazón,
partirlo y desangrarlo hasta repararlo.

 Y cuando lo haya recuperado
podré escuchar cada gota del mar,

ver las estrellas tiritar
 e internarme en esos gravitacionales musicales

para existir en cada tañido

y morir con cada letra.
.AN.

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