Como un cristal partido mis
retinas proyectan el manantial de esos versos de esencias.
El sonido se desliza evaporado
por mis oídos para llegar perdido a algún rincón lleno de colores e imágenes caleidoscópicas.
Y
con esa música de fondo tiembla desafinado mi pecho a un ritmo descoordinado.
El
vaho del desaliento saboreo, con cada silencio y tempestad.
Porque toda esa
agua me inunda y la sal a mis papilas infecta.
Aunque esos líquidos me ahoguen y tirite mi
piel bajo la noche sofocante.
Aunque
al fondo vea una luz, cerca del West Egg, que me irradió con un colorido fusil.
Aunque solo esté
aquí, respirando,
me encontraré muy
lejos, junto a esa emoción cabalgando.
Quiero callar a mi corazón,
partirlo y desangrarlo
hasta repararlo.
Y cuando lo haya recuperado
podré escuchar cada
gota del mar,
ver las estrellas
tiritar
e internarme en esos gravitacionales musicales
para existir en cada
tañido
y morir con cada
letra.
.AN.
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